lunes, 19 de noviembre de 2012

La Adiccion Al Crack Y Su Incidencia En La Prostitucion Entre Mujeres Adolescentes De Los 13 A 18 Años.

La escasez de oportunidades, aunada a la desigualdad social con la que siempre se han visto afectados la mayoría de los habitantes del país, ha generado la existencia de estrategias de sobrevivencia por medio de actividades que se desarrollan al margen de la economía informal; siendo la prostitución uno de los fenómenos problemáticos más importantes en cuanto a sus dimensiones, difusión y la complejidad de sus implicaciones.

Sin embargo, tal problemática se ha agravado y diversificado en los últimos años debido; entre otros, a los problemas económicos de orden familiar, la migración como elemento desintegrador de la familia, la modernización tecnológica que fomenta la expansión de la industria del sexo; y especialmente al consumo de una nueva forma de cocaína conocida como “crack”. 

Abordar el fenómeno de la prostitución como efecto del consumo de crack entre las adolescentes no es nada fácil El consumo de crack entre las adolescentes y su vinculación con la prostitución es un tema que pocas veces se ha explorado, y aunque se da por hecho que tal acción afecta a las adolescentes involucradas de manera directa; es necesario superar varios obstáculos para enfrentar su naturaleza parcialmente
oculta.

Después del tabaco y el alcohol, la droga que más se usa actualmente es el “crack”; ya que debido a su fácil adquisición y a que su uso continuo en el corto plazo basta para adquirir dependencia, su consumo se ha propagado como una epidemia aún en las áreas más recónditas y pobres del país.

Y aunque no existe edad especifica para iniciarse en el consumo de las drogas y de manera puntual en el crack; la rebeldía innata en los adolescentes, las restricciones innecesarias por parte de los padres, la presión de los grupos de amigos; pero sobre todo, el acceso al sexo fácil que las drogas motivan entre los adolescentes, son situaciones que de algún modo influyen a que las adolescentes incursionen mas rápida y fácilmente en el consumo del crack. 

En sus inicios, el adicto tiende a aislarse de su familia, a dejar de tomar en cuenta las necesidades de ésta y a colocar su interés por la droga como la necesidad primordial de su vida; apareciendo con alguna frecuencia el hurto respecto a los miembros de su familia, sus amigos y conocidos (para comprar droga), así como la mentira (para ocultar el uso de esta); disminuyendo ambas conductas la confianza entre el adicto su familia y todos los que le conocen. 

En sus inicios, debido a las consecuencias económicas del uso del crack, así como que el costo del hábito aumenta en la medida que se produce un incremento a su tolerancia y dependencia; el adicto tiende a aislarse de su familia y conocidos, a dejar de tomar en cuenta las necesidades de ésta y a colocar su interés por la droga en primer lugar. Aparece con alguna frecuencia conductas antisociales para financiar su hábito, así como la mentira para ocultar el uso de esta; recurriéndose a solicitar préstamos, a robos o a cualquier medio que le permita mantener el hábito, teniendo como consecuencia directa la disminución de la confianza entre el adicto, su familia, sus amigos y sus conocidos en general. 

Los asaltos a terceros, la prostitución entre las adolescentes y el tráfico de drogas, son elementos de aparición frecuente en las etapas avanzadas de la drogadicción; ya que en esta etapa, la adolescente adicta no vacila en vender su cuerpo para la obtención de droga; facilitándole a los proveedores de la misma su inducción a la prostitución en una forma superlativa. 


De igual forma, la delincuencia organizada; sea cual sea su denominación, haciendo uso de diferentes tácticas recurre a las drogas como paso previo a la prostitución. El empleo de “jóvenes atractivos” que entablan relación y las inician en la droga, proveyéndoles en esta etapa de inducción todas las dosis requeridas es una de las mas frecuentes; pero cuando la adolescente ya está habituada al consumo, las privan bruscamente de ella aduciendo cualquier motivo, es entonces cuando con el fin de obtenerla no vacilan en ejercer la prostitución. 

Sin embargo, y si bien es cierto que por el simple hecho de hacer uso del crack, aunado a una clara manifestación de promiscuidad por parte de la adolescente, no basta para calificarla como prostitutas; tampoco se puede negar que tal condición la enfrentará con más posibilidades y frecuencias a las conductas peligrosas e ilícitas que llevan a tal fin; ya que por ser conocida la acción negativa de la droga, se relaciona siempre a la adolescente que está de cualquier forma vinculado con ella, con el delito y la prostitución, aunque no llegue a cometerlo o ejercerla. 

Los efectos y consecuencias del consumo de crack; dependiendo de la personalidad de base adictiva delincuencial existente en cada una, varían de adolescente a adolescente, por lo que resulta imposible su generalización.

La relación drogas–prostitución debe seguir en todos los casos sus lineamientos generales, debiendo prestarse particular atención a los estudios complementarios para satisfacer de la mejor manera posible la exigencia expresada en el párrafo precedente.

El hábito, o sea, la adaptación del organismo a la droga y a la etapa subsiguiente de dependencia, hacen que la adicta trate de conseguirla a cualquier precio, sin medir las consecuencias. Cuando es presa del síndrome de abstinencia y padece la dramática sintomatología de la carencia, que puede ser suprimida sólo con la administración de una nueva dosis, el “hambre de droga” –la “necesidad”-
la enfrenta con una dramática situación que debe resolver sin demora, y en la mayoría de los casos, el ofrecimiento sexual puede ser la única alternativa para obtenerla; siendo frecuentes los robos, hurtos, fraudes, estafas, asaltos, falsificación de recetas, malversaciones, calumnias, chantajes, etc.; y aunque generalmente, la adolescente adicta prefiere prostituirse en vez de intentan ejercer violencia contra las personas, cuando la situación supera esa posibilidad, se llegan a cometer lesiones y homicidios.

La delincuencia en estas circunstancias pueden ser individual o asociada, siendo frecuente que se organicen grupos e integren bandas entre jóvenes adictos para conseguir la droga, ya sea robándola directamente o logrando, mediante el delito, dinero para obtenerla, soliendo ser las primeras víctimas familiares y amigos. 

La adolescente adicta, inmersa en una degradación física, psíquica y moral, acepta cualquier situación para lograr la droga, que llega a ser su única preocupación, resultando así víctima de la prostitución; realizando actos que resultan perjudiciales para si misma, transformándose en presa fácil y codiciada de traficantes y usureros.

En oportunidades la sugestionabilidad y la abulia que ostentan, es aprovechada por delincuentes habituales, quienes las instigan a participar en delitos, mientras ellos se mantienen al margen del hecho, a la espera del botín a cambio de míseras porciones de drogas (dosis).

lunes, 12 de noviembre de 2012

Síndrome de abstinencia

El síndrome de abstinencia es el conjunto de reacciones físicas o corporales que ocurren cuando una persona con adicción a una sustancia (alcohol o bebidas con etanol, cigarro, tabaco u otras drogas) deja de consumirla.

Este síndrome también puede presentarse en algunas enfermedades psicológicas como la dependencia emocional, donde no se depende de una sustancia o droga, pero sí de afecto desmedido o dependencia hacia otra persona, presentando el individuo somatización (es decir, proceso por el cual se transforman o convierten problemas emotivos o psicológicos en dolores físicos)

Aunque los síntomas varían en forma e intensidad de acuerdo con el producto empleado y el tiempo que lleva desarrollándose la dependencia, en todos los casos se deben a que se ha alterado el funcionamiento normal del sistema nervioso.

El síndrome de abstinencia es denominado coloquialmente mono.

Causas
En términos generales, las sustancias adictivas poseen compuestos semejantes a los neurotransmisores (compuestos químicos empleados por las neuronas para comunicarse entre sí) encargados de desencadenar la actividad de los centros cerebrales de recompensa, placer o satisfacción, los cuales permiten la expresión de emociones gratificantes como entusiasmo, alegría y serenidad. Precisamente por ello hay quienes los utilizan para enfrentar momentos difíciles.

Pero, el uso frecuente de drogas, tabaco o alcohol exige cantidades cada vez mayores para lograr el mismo efecto; a este hecho se le conoce como tolerancia, y ocurre porque las sustancias adictivas sustituyen gradualmente la creación de neurotransmisores que desencadenan sensaciones de bienestar. En consecuencia, el paciente pierde la capacidad de experimentar gozo y tranquilidad de manera natural, y crea una dependencia o consumo compulsivo para no sufrir una serie de malestares como ansiedad, nerviosismo, alucinaciones, sudoración, temblores, escalofríos, dificultad para dormir, vómito y otros que, en conjunto, forman el síndrome de abstinencia.

Cabe destacar que el abuso de sustancias no siempre crea dependencia física, sino psicológica, la cual se basa en el deseo continuo de consumir un químico para hacer frente a situaciones que generan malestar. Aunque también es muy difícil de superar, tiene la peculiaridad de que cuando se deja de emplear la droga no se manifiestan cambios en el organismo, es decir, no hay síndrome de abstinencia, sólo alteraciones emocionales y de conducta.

El uso continuo de sustancias que actúan sobre el sistema nervioso es responsable de dependencia física, ya que el cuerpo se adapta a ellas y el cerebro experimenta un cambio en su estructura y desempeño, de manera que sólo puede funcionar normalmente ante la presencia de dichos químicos, sin olvidar que cada vez requiere mayores dosis para obtener efectos placenteros.

Es importante mencionar que cada sustancia actúa en forma particular en el cerebro y que no todas generan dependencia física ni síndrome de abstinencia. Para explicarlo mejor, podemos recurrir a una clasificación general de dichos químicos en tres grupos:

Depresores: Dosis pequeñas generan euforia, pero cuando son altas relajan la actividad del cerebro, produciendo aturdimiento y letargo, incluso la muerte al paralizar la actividad nerviosa que controla al aparato respiratorio. Muchos de estos químicos se utilizan con finalidades médicas, como tranquilizantes (narcóticos) o inductores del sueño (hipnóticos). Los más conocidos en esta clasificación son: alcohol, benzodiacepinas, fármacos calmantes, solventes y adhesivos; los tres primeros generan dependencia física y psicológica, los dos últimos sólo psicológica, según se ha comprobado hasta la fecha.

Estimulantes: Incrementan la actividad del sistema nervioso central. Suelen generar mejoría del estado de ánimo, sensación de felicidad, aparente aumento de la capacidad mental y física, falta de sueño y apetito, así como mayor actividad en general. Este grupo incluye anfetaminas, metanfetamina (speed), metilendioximetanfetamina (éxtasis o MDMA), fenciclidina (PCP o''polvo de ángel''), cocaína, nicotina, y cafeína; todas estas sustancias generan dependencia física y psicológica en distinto grado, además de síndrome de abstinencia.

Alucinógenos o psicodélicos: Producen la impresión de percibir imágenes o sonidos que no pueden captarse ordinariamente con los sentidos, y son empleados por algunas culturas en rituales. Producen aumento en la actividad de algunos centros cerebrales, dilatación de las pupilas, frío en brazos y piernas, y sensación de hormigueo en el estómago; así mismo, llegan a generar experiencias muy placenteras o terroríficas. En esta categoría encontramos: dietilamida del ácido lisérgico (LSD), marihuana, mescalina (peyote) y psilocibina; existe discusión acerca de su capacidad para generar dependencia psicológica, en tanto que la de tipo físico y el síndrome de abstinencia parecen estar por completo ausentes, salvo en sustancias específicas como la ketamina o la fenciclidina, cuya capacidad de provocar dependencia, tanto física como psicológica, está comprobada.

Síntomas
Los síntomas del síndrome de abstinencia siempre dependerán de la sustancia utilizada y del organismo de cada persona, ya que no siempre se tienen las mismas reacciones, en terminos genereales describimos a continuación los síntomas correspondientes a las adicciones más frecuentes:

Alcohol. El síndrome de abstinencia en bebedores relativamente moderados comienza de 12 a 24 horas después de haber dejado de beber, y sus síntomas son: temblor, debilidad, escalofríos, cefaleas, deshidratación y náuseas. También es común el deseo de volver a ingerir esta sustancia.

En grandes bebedores, además de lo anterior, puede producirse un evento más grave, llamado delírium tremens, que ocurre entre 2 y 10 días después de dejar de ingerir alcohol y que puede ser mortal. En principio, el paciente se muestra ansioso, desorientado, con pesadillas, sudoración excesiva, alteraciones en el tacto y depresión profunda; en ocasiones el pulso se acelera, hay fiebre, convulsiones (epilepsia alcohólica) y alucinaciones. También parece que el suelo se mueve, la cama gira o las paredes caen.

Si hay deficiencia de vitaminas llegan a presentarse, después del delirium tremens, el síndrome de Korsakoff, en el que se pierde la memoria de acontecimientos recientes, y encefalopatía de Wernicke, que genera movimientos anormales de ojos y extremidades, confusión y cambios de carácter.

Nicotina. Por regla general, cuanto más tiempo y más cigarrillos haya fumado una persona, mucho mayor será la probabilidad de que presente síntomas al abandonar el consumo de tabaco; los más comunes son: deseo irrefrenable de fumar, tensión, irritabilidad, dolor de cabeza, dificultad para concentrarse, somnolencia o insomnio y aumento del apetito y de peso.

Narcóticos. Morfina,opio y heroína, además de sustancias farmacológicas como oxicodona y codeína integran este grupo de depresores del sistema nervioso. La reacción del organismo ante la abstinencia suele ser, en principio, respiración agitada acompañada de bostezos, lagrimeo, flujo nasal y sudoración; luego se presentan hiperactividad, sentido de alerta exacerbado, incremento del ritmo cardiaco, piloerección ("piel de gallina") y fiebre. Otras manifestaciones son pupilas dilatadas, temblores, escalofríos, dolor muscular, inapetencia, dolor abdominal y diarrea.

Ansiolíticos e hipnóticos. Son fármacos depresores de la actividad nerviosa, como benzodiacepinas, barbitúricos, glutetimida, cloralhidrato y meprobamato que se prescriben con receta médica para controlar la ansiedad o inducir el sueño, pero que al tomarse en altas dosis o por periodos prolongados generan adicción. Al interrumpir su consumo cuando hay dependencia se desencadena una reacción grave, aterrorizante y potencialmente mortal, muy parecida al delirium tremens , cuyos síntomas principales son debilidad, malestar general, depresión, temblores, deshidratación, delirio, insomnio y alucinaciones.

Anfetaminas. La adicción a estos estimulantes del sistema nervioso suele iniciar cuando se administran como medicamentos para bajar de peso, aunque la metanfetamina y el MDMA o éxtasis han alcanzado amplia difusión en el mercado ilegal. Cuando se interrumpe bruscamente su consumo se generan cansancio y somnolencia extremas, si bien algunas personas se muestran intensamente ansiosas e inquietas. Los consumidores que estaban deprimidos al comenzar a usar las anfetaminas pueden incrementar su malestar cuando las dejan, al grado de que adoptan tendencias suicidas. También experimentan delirios y alucinaciones.

Cocaína. Es otro estimulante del sistema nervioso, sólo que más potente; puede inhalarse o inyectarse, y cuando se hierve con bicarbonato sódico se obtiene el crack , que puede ser fumado. La tolerancia se desarrolla rápidamente y las reacciones de abstinencia incluyen cansancio extremo, depresión y ansia de suicidio; en ocasiones hay alucinaciones.

Polvo de ángel o fenciclidina. Fue desarrollado a mediados del siglo XX como anestésico, pero se suspendió su uso porque los pacientes presentaban ansiedad, delirios y cuadros de psicosis temporal (alteraciones profundas de la realidad y de la percepción sensorial); sin embargo, comenzó a sintetizarse en laboratorios clandestinos para su uso como estimulante. Su abstinencia genera depresión, ansia de consumir drogas, fatiga, dificultades para dormir o dormir mucho, aumento del apetito y de peso, movimientos lentos o súbitos y sueños vívidos desagradables. El carácter suele volverse violento y suicida.

Marihuana. Es un depresor del sistema nervioso, fumada o comida puede generar dependencia psicológica.

Síndrome de abstinencia neonatal

Cuando una mujer embarazada es adicta, las sustancias que consume llegan al torrente sanguíneo del feto a través de la placenta. Al nacer, la dependencia del bebé respecto a la drogacontinúa, pero no su administración, por lo que padece diversos trastornos en su sistema nervioso y en su organismo en general.

Abstinencia en recién nacidos. Además de las dificultades específicas del síndrome, de acuerdo con la sustancia empleada por la madre, un bebé puede presentar otros problemas:
  • Crecimiento deficiente.
  • Nacimiento prematuro.
  • Convulsiones.
  • Defectos congénitos.
  • Llanto excesivo y muy fuerte.
  • Mala alimentación; pobre succión de leche materna.
  • Muertes prematuras.
Diagnóstico

Por lo general se basa en:
  • Observación de los síntomas antes descritos.
  • Historia clínica, en la mayoría de las veces con ayuda de familiares o personas cercanas.
  • Revisión física realizada por un médico general, adictólogo o, en ocasiones, por un especialista en urgencias.
  • En algunos casos se requieren exámenes de toxicológica (detección de drogas) para descubrir la presencia de numerosas sustancias en el organismo. Dichos estudios pueden efectuarse con pruebas de orina (los más frecuentes) o de sangre (de mayor precisión)
Prevención
  • Es de gran utilidad la realización de campañas informativas que avisen a la población sobre los riesgos de consumir drogas.
  • Debido a lo anterior, es importante que los padres se informen sobre el tema y transmitan sus conocimientos a sus hijos.
  • Mucha gente se inicia en el uso de drogas porque no sabe cómo enfrentar situaciones adversas o de mucha tensión, por lo que , se debe procurar buena comunicación en casa y ayudar a que cada miembro de la familia cuente con alta autoestima y autoconfianza.
  • Evitar la tendencia social que hace pensar que tabaco y alcohol son sustancias festivas que favorecen la convivencia humana.
  • La práctica de actividades deportivas o artísticas contribuye al manejo constructivo de las emociones, por lo que también es muy conveniente.
  • El uso de medicamentos ansiolíticos o hipnóticos debe realizarse bajo estricta prescripción médica. Nunca se deben utilizar dosis más altas o por tiempo mayor al indicado.
Tratamiento

La terapia de rehabilitación contra las adicciones tiene entre sus principales objetivos ayudar a superar el síndrome de abstinencia. Nuevamente, en cada caso se debe considerar cuál es la sustancia empleada por el paciente, ya que de ello dependerán las medidas a seguir:

Alcohol. Una de las primeras complicaciones en ser tratadas es la deficiencia nutricional, por lo que es común la administración de complejos vitamínicos ricos en vitamina C y tiamina (B1); también se combate la deshidratación con soluciones intravenosas de magnesio y glucosa. Por otra parte, se suele prescribir un fármaco benzodiacepínico durante algunos días para calmar la agitación, y en caso de que el paciente sufra alucinaciones se darán antipsicóticos. Todas estas medidas son más agresivas en caso de delirium tremens, aunque también se requiere el empleo de analgésicos que ayuden a fiebre y dolores de cabeza.

Una vez que se ha superado la fase crítica del problema, se requiere la supresión del alcohol por completo. Debido a que es prácticamente imposible que el paciente lo logre por cuenta propia, es necesario que cuente con ayuda psicológica y apoyo de sus familiares, sin olvidar la importancia de recibir asesoría individual por parte del médico (a veces prescribirá algunos medicamentos que le ayuden a prevenir recaídas, sin olvidar que probablemente requerirá atención especial debido a problemas hepáticos o en los riñones). Es de mucha utilidad que se integre a terapias grupales como las que brinda Alcohólicos Anónimos.

Nicotina. Se han desarrollado diversas estrategias de terapia, aunque para que cumplan con el objetivo de superar definitivamente el síndrome de abstinencia y dejar de fumar es conveniente que se utilicen bajo prescripción médica. En casos moderados es ideal recurrir a suplementos de nicotina en forma de goma de mascar o parches, y en casos más severos fármacos como clonidina (ayuda a regular la presión sanguínea), fluoxetina y buspirona (antidepresivos).

También son importantes el apoyo emocional y la terapia psicológica para superar la dependencia a la nicotina, por lo que es altamente recomendable acudir a una clínica antitabaco, donde se brinda tratamiento integral al paciente, siempre de acuerdo con sus características.

Narcóticos. La sustitución de estas sustancias por metadona es el principal procedimiento para superar la abstinencia; de hecho, este fármaco es también un narcótico, pero genera alteraciones menores, se toma con menos frecuencia y puede disminuirse la dosis poco a poco. Asimismo, la naltrexona es útil para la recuperación en caso de dependencia a la heroína, ya que bloquea los efectos de esta droga incluso en dosis intravenosas importantes. Los grupos de ayuda o la terapia psicológica son también de gran utilidad.

Ansiolóticos e hipnóticos. Incluso aplicando el mejor tratamiento, una persona puede tardar un mes o más en sentirse normal. Frecuentemente, los médicos tratan la abstinencia volviendo a administrar el fármaco causante, sólo que en dosis inferior y disminuyéndola progresivamente a lo largo de días o semanas.

Anfetaminas. Un consumidor crónico llega a necesitar de hospitalización durante la abstinencia. Si sufre delirios y alucinaciones puede recibir un fármaco antipsicótico, como clorpomacina, que tiene efecto calmante y alivia el sufrimiento, aunque puede reducir la presión arterial en forma considerable. Asimismo, un ambiente tranquilizante y seguro ayuda a la persona a recuperarse.

Cocaína. El tratamiento exige supervisión de cerca porque la persona puede volverse depresiva y suicida; por ello, muchas veces se recomienda su ingreso a un hospital o centro de rehabilitación. El método más eficaz consiste en combinar asesoramiento médico y psicoterapia personalizada o en grupo, además de que en caso de que se presenten depresión o trastorno bipolar se deben administrar antidepresivos o litio, respectivamente.

Polvo de ángel o fenciclidina. Las medidas a tomar dependen de los síntomas específicos: se administran fármacos para bajar la presión arterial elevada o para frenar las convulsiones; cuando el paciente se agita, se le instala en una habitación tranquila para que se relaje, aunque se le debe supervisar a menudo la presión sanguínea, respiración y ritmo cardiaco. No ayuda hablarle de manera calmada, ya que esto puede agitarle todavía más. En caso que la intranquilidad permanezca, se dará un medicamento como diazepam. Superada la crisis se requiere tratamiento psicológico y probablemente algún antidepresivo.

Abstinencia en recién nacidos. Los bebés con este problema son irritables y es difícil consolarlos, por lo que envolverlos en una manta durante estos episodios puede ayudar. Además, pueden requerir calorías adicionales debido a su mayor actividad, de modo que se les proporcionan fórmulas lácteas que cubran sus exigencias. En caso de vómito o diarrea, se administran líquidos por vía intravenosa para evitar deshidratación.

Se pueden recetar medicamentos para tratar síntomas severos, como metadona y benzodiacepinas, especialmente las convulsiones. También es común que se utilice la misma sustancia a la que fue expuesto el recién nacido, y una vez que se controlan los síntomas del síndrome de abstinencia, se reduce gradualmente la dosis.

Drogadicción: etapas, síntomas… como salir.

Toda persona que consume drogas y abusa de ellas, termina tarde o temprano en una adicción que lo hace depender de ellas, marcándose claramente tres etapas, la Iniciación, la Afirmación y la Necesidad o Dependencia.

a. ETAPA DE LA INICIACION.

Primeros contactos del sujeto con la droga, por cualquier causa o motivo. Se le conoce también como “Luna de Miel”.

b. ETAPA DE LA AFIRMACION.

El sujeto ya conoce los efectos que produce la droga, pudiendo elegir desde ese momento, si continua con el uso de esta o no, o de lo contrario incrementar la dosis. Se caracteriza por un consumo habitual dirigido a sentir los efectos placenteros de la droga.

c. ETAPA DE LA NECESIDAD O DEPENDENCIA.

El sujeto presenta la dependencia Psicológica y/o dependencia física. Se caracteriza por la obsesión y compulsión de administrarse la droga.

* Para una mejor comprensión de las etapas de la drogadicción, se brindaran dos conceptos que permitirán aclarar las mismas.

Hábito.- Estado que resulta del consumo repetido de la droga. Existe un deseo de tomarla (no compulsivo) por el placer y bienestar que produce. Posiblemente se puede presentar una tendencia a aumentar la dosis, pues el individuo es capaz de controlar su relación con esta.

Dependencia.- Es la situación provocada por el consumo continuado de una droga (compulsivo), que obliga a seguir tomándola para sentir sus efectos psicofísicos o para cortar el malestar que supone su privación (Síndrome de Abstinencia).

PROCESO DROGADICCIONAL

Debido a la escasa información teórica sobre la carrera desviante en el tráfico de drogas, se expone una reseña extraída de la experiencia clínica del Psicólogo Pablo EGENAU, sobre sus trabajos efectuados a jóvenes drogadictos, él manifiesta que existen etapas dentro del llamado proceso drogadiccional; las cuales utilizaremos para extrapolarlo a las fases expuestas de la conducta desviada o carrera desviante y así comprender de manera más profunda el proceso por el cual pasa un drogadicto al convertirse en traficante de estupefacientes.

PRIMERA ETAPA : INICIO DEL CONSUMO

Esta es la etapa de consumo experimental, recreacional, de fin de semana y no tiene ninguna consecuencia negativa (ni deterioro escolar, ni colapso familiar), la persona se siente igual, sigue en control de sus acciones. La persona se autodefine como un consumidor pasivo, el consumo es privado, no se vincula con el tráfico de drogas.
Esta primera etapa podría coincidir con los primeros actos desviantes planteados por MONTERO (1979), ya que al igual que estos actos, la actividad desviada se realiza por primera vez y en forma ocasional, el sujeto consume por primera vez droga y por el momento el haberla probado e incluso consumirla en forma recreacional aún no presenta ningún indicio de desadaptación.

El sujeto consume en forma esporádica droga principalmente motivado por lograr la aceptación de sus pares. Todavía no se transforma en un drogadicto, no han cambiado sus valores, no requiere de ingresos para consumirla puesto que la modalidad de consumo es principalmente con los amigos, siendo estos quienes proveen la droga (GONZALES y OSSA, 1996).

Los padres no se han enterado y ni siguiera se lo imaginan, no hay cambios comportamentales, es decir, todo sigue su curso normal, “el problema aún no existe ni en el individuo ni en el hogar. El hecho de que la familia se percate, dependerá del grado de integración e intercambio que le permita a sus miembros expresar sus experiencias sin temor al rechazo o a la crítica” (GONZALES y OSSA).

Así, es posible establecer que en el caso del consumo de drogas, al igual que la desviación en general según las etapas expuestas por MONTERO (1979), la actividad permanecería oculta, presentándose retraimiento y aislación como una forma de evitar las criticas por parte de la familia. Tampoco se manifiestan trastornos en el desempeño de roles, por lo tanto se presentan consecuencias marginales para el individuo.

Lo que va a marcar la diferencia en esta etapa de quien se transforme en un drogadicto con un consumidor esporádico va a ser principalmente la aceptación del grupo de pares, ya que la droga será utilizada no sólo por sus efectos químicos sino para compensar las limitaciones personales, por lo tanto, “la droga adquiere un poder compensatorio y entonces las sensaciones positivas actuarían como un refuerzo para la mantención del consumo inicial y el inicio de la escalada de la droga” (GONZALES y OSSA,1996).

Por otra parte, es importante mencionar que se ha determinado que depende también de la subcultura de la cual provenga el sujeto la relación que éste entable con la droga, puesto que “un gran numero de drogadictos procede de lugares donde existe deprivación económica, gran desorganización familiar, carencia de educación, pobreza, hacinamiento, grupos minoritarios y frecuente marginales”; siendo frecuente hoy en día que en estas subculturas marginales el tráfico de drogas sea la actividad más popular del vecindario.

Se desprende entonces, que en este medio sociocultural se presentan una serie de las variables asociadas a la desviación, lo que transforma a esta población en un grupo de mayor vulnerabilidad a la desviación y la delincuencia.

SEGUNDA ETAPA : CONSOLIDACION DEL COMSUMO

En esta etapa el sujeto empieza a destinar recursos para obtener la droga en forma independiente, vinculándose de esta manera con la red traficante. Poseer drogas pasa a ser un elemento de seguridad emocional. Cuando esto se produce en una etapa juvenil, donde la consolidación de la identidad es la gran tarea, se provocan grandes consecuencias ya que, la percepción de sí mismo cambia según se esté o no bajo los efectos de la droga. El organismo empieza a habituarse a la presencia de la sustancia y requiere cada vez dosis mayores, así el consumo deja de ser algo ocasional transformándose en algo más permanente.
Aquí, el sujeto aumenta la dosis y comienza a probar otro tipo de drogas, llegando incluso a utilizar múltiples drogas. Además, el consumo de drogas empieza a realizarse solitariamente, por lo que ya no sólo es un reforzador social sino que pasa a ser un compensador importante de debilidades y limitaciones personales ( GONZALES y OSSA,1996).

En esta etapa comienza a producirse, al igual que con la desviación en general una vida dual y ambivalente. Hay un grupo de personas que saben que consume droga (en general los amigos con que consume) pero hay un grupo de amigos y padres que ignoran su consumo, ocurriendo un habitual choque interno entre ambas posiciones. El individuo se aleja paulatinamente de su grupo “normal” por temor a ser descubierto y criticado, acercándose cada vez más a los amigos consumidores.

Este proceso de desafiliación es lo que MONTERO (1979) denomina quiebre con el medio convencional a nivel comunicacional. Comienzan los cambios comportamentales, el sujeto debe desarrollar una serie de habilidades para seguir manteniendo oculto su consumo y para conseguir el capital necesario para comprar la droga, surgiendo de esta manera los primeros engaños, manipulaciones, mentiras y robos por parte del adicto, empieza a producirse un cambio valórico en el sujeto.

Cada vez es más difícil mantener la adicción oculta, los familiares empiezan a percibir los cambios de actitudes, el sujeto empieza a alejarse de sus relaciones significativas. Se pone indiferente y distante ante sus antiguas relaciones, comienza a relacionarse con gente que consuma droga. Paulatinamente el consumo deja de ser algo privado transformándose en algo público, agudizándose de esta manera la ruptura con su medio convencional.

TERCERA ETAPA : EVIDENCIA DEL CONSUMO

En esta etapa se manifiestan alteraciones biológicas a nivel químico en el cerebro, la tolerancia aumenta, por lo que la dependencia de la sustancia es mayor. El estado “normal”, sin drogas, es peor que el inicial y este trastorno del estado anímico agudiza la necesidad y la compulsión por lograr la euforia que se vive bajo los efectos de la droga. Se presentan deterioros en la personalidad tanto en los comportamientos como en las habilidades asertivas. Se pierden las conductas de autoprotección y surgen los problemas interpersonales y con la autoridad (EGENAU, 1997).

El consumo ya es algo habitual, de todos los días, se transforma en algo indispensable por lo que el sujeto debe generar ingresos que le permitan acceder a las cantidades de drogas que requiere a diario.

Es habitual que en esta etapa el sujeto realice actividades delictuales como una forma de conseguir lo que necesita, la droga (GONZALES y OSSA,1996) por lo cual es en esta etapa cuando el consumo se transforma en una vía de acceso al tráfico de drogas. El sujeto no sólo sabe quienes venden droga sino pasa a formar parte de la red de narcotráfico, ya que el tráfico se transforma en una actividad que le permite tener droga a diario y además solventar sus gastos personales y familiares.

En esta etapa se presenta una gran repercusión en sus relaciones más íntimas, ya que el sujeto, indiferente y susceptible ante todo, entra en un estado de apatía, reaccionando agresivamente ante cualquier cosa, sólo le interesa asegurar y proteger el consumo rodeándose solamente con adictos y traficantes. Esto produce un alejamiento y la consecuente disminución de las relaciones interpersonales tanto con su familia como con sus amigos no consumidores.

Es en este momento que la ruptura con el medio convencional ya no sólo es a nivel comunicacional, sino que es un quiebre total, en tanto la adicción es pública y las relaciones se han deteriorado a tal punto que se produce un alejamiento por parte de las personas que realmente se preocupan por su bienestar.

CUARTA ETAPA : DETERIORO COMO LIMITE

El deterioro biopsicosocial es evidente y profundo al llegar a esta fase. Se manifiestan cambios fisiológicos importantes, especialmente alteraciones neurológicas. Psicológicamente, la persona que ha compensado químicamente durante un largo período carencias que requerían de soluciones humanas, descubre que no tiene ninguna herramienta para lograr la normalidad que ansía, ha perdido la confianza en sí mismo y ahora consume para enfrentar la cotidianeidad e intentar trabajar, aunque sea marginalmente, y sentirse una persona “normal”.

Se presentan intentos por dejar la droga, pero como ésta ha sido una compensación de debilidades personales, no se han desarrollado los recursos necesarios que le permitan dejarla, sumergiéndose en una constante e interminable circulo vicioso (EGENAU, 1997).

En esta etapa el deterioro cada vez se hace más severo, el sujeto a perdido todo, su autoestima, amigos, familiares, sus valores. En este nivel la droga ya ni siquiera cumple su función compensadora, sino sólo le permite apaciguar los efectos de la drogadicción (GONZALES y OSSA, 1996).

La familia se ve sometida a una situación límite, los comportamientos del adicto dominan la rutina del hogar, los familiares cada día se cansan más de seguir protegiendo al adicto ya que este reacciona siempre con violencia, no le interesa la familia, las personas, ni mucho menos lo que ellos hagan por él, sólo le interesa la droga.

En esta situación, generalmente un miembro de la familia se responsabiliza del dependiente y asume el rol de protegerlo y cuidarlo. Este rol se denomina codependiente y generalmente lo desempeña la madre. El codependiente se hace cargo por completo del dependiente, lo absuelve de cualquier responsabilidad, por lo que debe protegerlo y asumir todas las tareas esenciales y responsabilidades que éste tenía.

En este momento, la situación es incontrolable, ni la familia ni el sujeto por sí mismo pueden revertir la situación. Para salir de la drogadicción se requiere de un contexto adecuado y de ayuda especializada.

Este deterioro biopsicosocial, sumerge al individuo en un estilo de vida con las siguientes características: traumas, dolores, carencias, etc. (en el ámbito psicológico); violencia, delincuencia, deserción laboral, deterioro familiar, rechazo y estigmatización (en el ámbito social); inserción en la cultura marginal del consumo y tráfico de drogas (en el ámbito cultural); accidentes, infecciones, enfermedades de diferentes tipos, etc. (en el ámbito biológico).

¿Cómo salir de la adicción?

1. CONVERSACIÓN

El primer paso es el más difícil. No se puede salir sólo. Quien haya reconocido su adicción y esté decidido a dejarla necesita hablar con alguien de confianza. Esto no es nada fácil, pues es sumamente vergonzoso y humillante tener que salir de esa fachada de ilusión y mentira constriuda para evadir la realidad. ¿Con quíen hablar? Con una persona en quien se confíe plenamente. Si esta presona no tiene la preparación necesaria para tratar casos de drogadicción es imprescindible acudir a ayuda especializada; Sobre todo para las primeras conversaciones es importante que sea alguien con quien se puede hablar con total franqueza.

Para estas conversaciones hay que tomarse tiempo. El camino para salir de la adicción es un camino largo y es bueno saber de antemano que curar las heridas lleva su tiempo. No es fácil, pero tampoco imposible.

2. EL INVENTARIO

Este paso es fundamental, pues todos los pasos siguiente se basan en él. Junto con la persona de confianza hay que ponerle fin a todas las mentiras y enfrentarlas a la verdad, así como también rever todo lo relacionado a la vida de adicto: las deudas, la rutina diaria, las relaciones familiares y las amistades, el camino hacia la adicción, etc.

3. PASOS PRÁCTICOS

Si bien la conversación y el diálogo son muy importantes, no puede quedar sólo en eso. Hacen falta hechos, no sólo palabras, para salir adelante.

Si tu organismo es adicto a la sustancia, es necesaria la desintoxicación bajo control médico. Inmediatamente debe seguir un tratamiento especializado. No es bueno que el siga un período de espera, pues en éste el riesgo de caer de nuevo en el vicio es muy alto. Depende de cada caso qué tipo de tratamiento se necesita. Es muy común el rechazo a la ayuda de especialistas y a los tratamientos a largo plazo, pero éstos son necesarios para superar los problemas que llevaron hacia la adicción. Lo ideal es que la familia acompañe al adicto en su terapia, pues el problema de la adicción involucra a todos.

Si tú no eres adicto, debes estar muy atento: ¡tal vez seas tú la persona de confianza que necesite alguien para salir adelante!

¿Cómo saber si alguien usa drogas?

Advertir los síntomas del uso de drogas y alcohol requiere estar muy alerta. A veces resulta difícil advertir la diferencia entre el comportamiento normal de los jóvenes y el comportamiento causado por las drogas.

Considera las siguientes preguntas:

  • ¿Parece retraído, deprimido, cansado y descuidado en su aspecto personal?
  • ¿Lo nota hostil y falto de cooperación?
  • ¿Se han deteriorado sus relaciones con los miembros de su familia?
  • ¿Ha dejado a sus antiguos amigos?
  • ¿No le va bien en el colegio, han empeorado sus notas, su asistencia es irregular?
  • ¿Ha perdido interés por los pasatiempos, los deportes y otras actividades favoritas?
  • ¿Han cambiado sus hábitos?
  • ¿Tiene los ojos colorados, las pupilas dilatadas?
  • ¿Tiene conversaciones telefónicas o encuentros con desconocidos?
  • ¿Tiene dificultad para hablar?

Varias respuestas afirmativas a cualquiera de estas preguntas puede señalar el uso de alcohol u otras drogas. Sin embargo, los mismos síntomas pueden aparecer en los jóvenes que no se drogan. No por usar un arito o dejarse el cabello largo o tatuajes, un joven necesariamente está utilizando drogas, pero son síntomas a tener en cuenta si se le suman otros.



viernes, 9 de noviembre de 2012

Mitos y Realidades Sobre las drogas


Mitos y Realidades


El alcohol nos pone “buena onda”.

Falso: el alcohol hace que la gente se desinhiba, pero hay quienes al beber tienen reacciones negativas que pueden provocar problemas con la ley, violencia, conflictos con la familia, la pareja o en el trabajo.
Para pasarlo bien hay que beber alcohol.
Falso: el alcohol produce una “buena onda” temporal, que termina cuando se acaba el efecto. Beber en exceso puede traer un buen momento, pero luego podemos sentirnos cansados, deprimidos o nerviosos. Unas copas de más a veces puede traernos una “buena resaca”.
La venta de alcohol está permitida a menores de 18 años.
Falso: la ley de alcoholes sanciona la venta u obsequio de alcohol a menores de edad. Quien lo haga arriesga penas de cárcel de 21 a 40 días y multas de 3 a 10 unidades tributarias mensuales.
Una intoxicación grave con alcohol puede producir la muerte.
Verdadero: si la intoxicación es grave, existe un alto riesgo de morir, ya que puede causar parálisis respiratoria y compromiso cardiovascular. También puede provocar pérdida de conocimiento, problemas respiratorios, gastritis crónica y alterar el funcionamiento del hígado, lo que puede llevar finalmente a una cirrosis hepática. Además puede provocar una hepatitis aguda que eventualmente puede causar la muerte.
El consumo de marihuana no hace daño.
Falso: la marihuana puede generar dependencia. Su consumo produce dificultades en la capacidad de aprendizaje, problemas de concentración, altera la memoria inmediata y desmotiva.
La marihuana no afecta los pulmones.
Falso: la marihuana afecta los pulmones porque el humo se retiene en ellos, conteniendo el monóxido de carbono. Esto inflama los pulmones y produce riesgos de contraer enfermedades como la neumonía, bronquitis crónica, etc.
Mientras más joven se comience a consumir drogas, más probabilidades hay de ser dependiente.
Verdadero: diversas investigaciones señalan que mientras más temprano se inicie el consumo de drogas, más probabilidades hay de generar una adicción (dependencia de las drogas). Esto se debe a que el organismo joven se encuentra en desarrollo y, por lo tanto, es más vulnerable a los efectos de las drogas.
La cocaína ayuda a rendir más.
Falso: la cocaína estimula el sistema nervioso central, provocando una sensación de energía, vigor y rendimiento físico. Sin embargo, esta sensación termina cuando se acaba el efecto y va acompañada de nerviosismo, aumento de la ansiedad y problemas en el funcionamiento cardíaco, que podrían llevar a una arritmia e incluso provocar un infarto.
La pasta base es muy adictiva.
Verdadero: la pasta base es una droga altamente adictiva y una vez consumida, se necesitan cada vez más dosis para conseguir los efectos iniciales. Se obtiene de la maceración de las hojas de coca y habitualmente es mezclada con solventes como parafina, bencina, éter y otros. Los efectos de esta droga duran algunos segundos, pero luego viene un fuerte “bajón”, conocido como “angustia”.
Los inhalables producen daños, pero son reversibles.
Falso: los inhalables, conocidos también como “goma”, “laca” o “pañuelo”, producen daños en el organismo que son irreparables. Su uso lleva lentamente a una disminución de las capacidades mentales y otras consecuencias crónicas.
Es importante la familia en un tratamiento de drogas.
Verdadero: cuando se ha consumido drogas por un tiempo largo, generalmente la persona no es capaz de reconocer que depende de ellas y no puede dejarlas por simple voluntad y se le debe ayudar. En esto la familia juega un rol fundamental. Los tratamientos más exitosos incluyen el trabajo y apoyo profundo de la familia del paciente.
Las drogas son un problema sólo de los más pobres.
Falso: el consumo de drogas se presenta en todos los niveles socioeconómicos. Con frecuencia se asocia este problema con personas más desfavorecidas socialmente, no obstante, hay quienes teniendo una buena situación económica, presentan consumo habitual de drogas y alcohol. La pobreza y la marginación social pueden ser factores de mayor vulnerabilidad, pero ciertamente hay personas con carencias materiales que no las consumen.
Es importante enseñarles a los niños a beber desde chicos.
Falso: los niños no deben beber, pues el alcohol les causa daño, aunque sea en pocas cantidades. Los niños y adolescentes se encuentran en pleno desarrollo emocional y físico, por lo que las consecuencias del consumo pueden ser muy graves.
Es mejor no hablar de drogas, ya que puede estimular el consumo.
Falso: la mejor manera de enfrentar el tema es conversar, informarse y estar preparado para saber qué hacer. Los padres podemos apoyar a los hijos, mostrando un claro rechazo a las drogas, dándoles nuestra opinión y ayudándolos a tomar decisiones.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Documental Drogas en el Mercado 4 Paraguay



Una realidad social que no escapa de nada a la ficción, siempre buscamos ver afuera lo que sucede como crónicas en otros países limítrofes cuando no vemos que el problema esta instalado en nuestra sociedad a la vista de todos... un secreto a voces.

viernes, 2 de noviembre de 2012

La prevención del consumo de drogas y alcohol en el ámbito familiar y comunitario.

En la Familia

La familia es el contexto más cercano al individuo. La persona posee un vínculo directo con sus familiares y pasa sus primeros años con ellos. Esta tiene una función contenedora, formadora en lo moral y social y educadora, y constituye el primer referente del sujeto al mundo que lo rodea.


La familia protege al niño de problemas muy diversos de comportamiento de riesgo y de salud mental, entre ellos, el abuso de sustancias y la delincuencia, dándole una sensación de seguridad emocional y económica, pautas apropiadas de conducta, estimulando su desarrollo y estabilidad.

Desarrollar estrategias de prevención efectivas en este ámbito, va más allá de la sola entrega de información. Los programas preventivos actuales incorporan programas de desarrollo de aptitudes en la familia, que involucra habilidades parentales y pueden aplicarse durante la infancia y la adolescencia de los hijos.Estas estrategias también deben focalizarse en la conexión parental y familiar, en la conexión con la escuela y con los grupos de pares de sus hijos/as, así como también en la disponibilidad de los padres, las expectativas parentales acerca del rendimiento escolar y los valores parentales.

Comunidad

La comunidad se constituye en una agrupación de personas en las que se ha establecido un tipo de vínculo y/o relación social, marcada por los afectos, los valores, los intereses comunes y la comunión de visiones de los sujetos que la componen. En consecuencia, las acciones sociales en el marco de la comunidad se encuentran determinadas por este tipo de factores sociales.

Desde esta perspectiva, trabajar con la comunidad en la cual se inserta una persona es crucial para prevenir el consumo de drogas en los niños/as y adolescentes. En ella están involucradas las iglesias, juntas de vecinos, centros de madres, agrupaciones juveniles, agrupaciones barriales, centros de salud, organizaciones comunitarias entre otros.

Es importante considerar cada uno de estos actores, pues todos ellos pueden apoyar las acciones de prevención, promoviendo al interior de su comunidad una postura crítica frente al consumo de drogas, tendiente a evitar el consumo, y manteniendo una comunidad saludable.

¿Por qué es importante involucrar a la familia en la prevención del consumo de sustancias?

Desde el punto de vista del ciclo vital

A partir de las teorías del desarrollo se defiende el papel fundamental de la familia en la crianza de los hijos. Estas indican que las familias que ofrecen apoyo son claves en la crianza de hijos sanos para evitar futuros problemas en la adolescencia.


Durante los primeros años de vida, los niños dependen absolutamente de los padres, lo que posteriormente va disminuyendo y transformándose en la autonomía que se logra al llegar a la adultez. Es por eso que los padres y cuidadores son las primeras figuras de referencia para los niños, son el ejemplo que los niños siguen, incluso imitando sus acciones negativas. Los padres y cuidadores poco a poco deben ir permitiendo el desarrollo de una progresiva autonomía del individuo.

Desde el ámbito social, la familia es el referente del niño/a y adolescente para relacionarse en las distintas esferas sociales, en las cuales comenzará a desenvolverse poco a poco. En este contexto, es necesario que exista un desarrollo de un ambiente familiar positivo en donde haya un establecimiento de vínculos familiares, supervisión de los padres y comunicación de valores familiares prosociales, lo cual se transforma en un factor que protege a los jóvenes de caer en conductas de riesgo tales como consumo de sustancias, la delincuencia y el embarazo adolescente y amortigua las posibles influencias negativas de los pares en esta edad.

Desde los estudios y las evidencias en investigaciones

Adultos involucrados: los adultos que saben donde están sus hijos/as conocen a sus amigos/as, están atentos sobre cómo les va en la escuela y comparten momentos juntos, tienen hijos/as con menor probabilidad de consumir drogas. A pesar de necesitar independencia, el adolescente requiere del apoyo y disponibilidad de los padres, el cual se desarrolla a partir de la estabilidad en los vínculos con la familia y la contención.

La actitud de los padres ante las drogas es decisiva: Los hijos/as cuyos padres y madres expresan abiertamente su rechazo a las drogas, tienen menos posibilidades de “tentarse” que los de aquellos que no tienen una actitud clara de oposición al consumo.

Consumo al interior de las familias: Las drogas en el hogar son un factor de alto riesgo. Cuando hay personas en la casa que presentan consumo de drogas resulta más probable que los hijos tengan aproximaciones al consumo.

Cohesión familiar: se ha estudiado que bajos niveles de conexión y familias desligadas son un factor de riesgo para el consumo de adolescentes.

Cuando se fortalecen los factores protectores en la familia, se fortalece también al individuo y su forma de relacionarse con los adultos; se le protege de conflictos y disminuye las probabilidades de un inicio temprano de un consumo de sustancias.

Campañas Gráficas de CIPCAD









jueves, 1 de noviembre de 2012

Las sustancias adictivas y su consumo octava parte

Clasificación

Estimulantes: cocaína, anfetaminas.

Depresores o sedantes: alcohol, barbitúricos (butisol, amytal, etc.)
Narcóticos: opio, morfina, heroína.
Alucinógeno: LSD, marihuana, peyote, hongos.
Solventes: thinner, pegamento, gasolina, aerosol, quita esmalte.

Anfetaminas Éxtasis


La metilendioximetanfetamina (MDMA) (también conocida como "éxtasis", "ectasi", "XTC", "tiza", "cristal", "X", etc.) es una droga sintética sicoactiva con propiedades alucinógenas de gran potencial emotivo y perturbador psicológico, con efectos similares a las anfetaminas. Es una droga peligrosa en extremo por sus propiedades neurotóxicas y alta adicción, afectando a diversas zonas del sistema nervioso central. Su producción se realiza en laboratorios clandestinos a partir de materias primas relativamente fáciles de conseguir. De color blanco, sin olor pero con sabor amargo, se presenta en forma de comprimidos, cápsulas o en polvo cristalino que se disuelve en líquidos, pudiendo ser bebida, ingerida o inyectada. Sus consumidores son principalmente jóvenes adultos, que buscan en ella un estimulante que los lleva a bailar durante extensos períodos de tiempo (por ello se las suele denominar "disco-drogas", "club-drugs", "dance-drugs", etc.). Durante los años sesenta se utilizó con fines terapéuticos dado que según determinados sectores de la psiquiatría ayudaba a la comunicación y al tratamiento de neurosis fóbicas. Surgió entonces la polémica médico - legal, atribuyendo a su consumo repercusiones en la delincuencia, por lo que finalmente fue ilegalizado.



El éxtasis produce efectos síquicos de gran potencial perturbador, cuya duración fluctúa entre las 3 y las 6 horas desde su consumo. Inicialmente el sujeto experimenta sensaciones de confianza y excitación, a las que sigue un estado de hiperactividad. Los efectos del estimulante se diluyen provocando trastornos sicológicos, confusión, problemas con el sueño (pesadillas, insomnio), pérdida de memoria, deseo incontenible de consumir nuevamente drogas, depresión, violencia, ansiedad grave, psicosis y paranoia. Estos efectos se presentan incluso luego de varias semanas del consumo. También se informaron casos graves de psicosis. Entre los síntomas físicos se citan: hiperpnea, taquicardia, anorexia, tensión y trastornos musculares similares a los presentes en la enfermedad de Parkinson, bruxismo, náuseas, visión borrosa, nistagmus, desmayos, escalofríos y sudación excesiva, signo característico durante la intoxicación. Se ha comprobado que el aumento de la frecuencia cardíaca y la tensión arterial es causal de ataques cardíacos y otros trastornos cardiocirculatorios. Informes forenses indican que es causal de muerte súbita. La hiperactividad acarrea, además de los problemas cardíacos, hipertermia, deshidratación y fallas renales.

Las investigaciones demuestran que la MDMA destruye las neuronas productoras de serotonina, que regulan directamente la agresión, el estado de ánimo, la actividad sexual, el sueño y la sensibilidad al dolor. Es probable que esta acción sobre el sistema productor de serotonina sea el origen de las propiedades síquicas. La MDMA también guarda relación en su estructura y sus efectos con la metanfetamina, la cual ha demostrado ser causante de la degeneración de las neuronas que contienen la sustancia neurotransmisora dopamina.


En experimentos de laboratorio, una sola exposición a la metanfetamina en dosis elevadas o el uso prolongado en dosis bajas destruye hasta un 50% de las células cerebrales. Aunque éste daño no sea inmediatamente aparente, los estudios científicos muestran que con el envejecimiento o la exposición a otros tóxicos pueden aparecer síntomas de la enfermedad de Parkinson. Estos comienzan con falta de coordinación y temblores y a la larga pueden causar una forma de parálisis.


Fue sintetizada en Japón, en 1919, tomando como modelo la molécula de anfetamina. Sin embargo, sólo comenzó a comercializarse en 1938, con el nombre de Methedrina. Originalmente se utilizaba en descongestivos nasales e inhaladores bronquiales. También se ha utilizado como droga estimulante para el sexo.